12 dicimebre 2016
12 dic. 16
La edad me
está alcanzando, los años mozos van quedando atrás,
Mi cara
tiene arrugas de edad y de expresión, mi cabello se está poniendo blanco
Mi cuerpo ya
resiente la edad, el café ya me da sueño, las desveladas me hacen daño,
Con el frío
me duelen las rodillas, me hice intolerante a la lactosa y a las diversiones efímeras
Pero sigo
siendo el mismo, por dentro ese niño que quiere aventura, es una guerra
constante, entre mi ello y mi súper yo, donde sea lo que sea siempre pierde el
yo, tengo lecciones de vida que no he aprendido, el pasado me presenta
circunstancias parecidas, dándome la oportunidad de tomar una decisión diferente
a la que tomé alguna vez. ¿Bendición o maldición? No lo sé, es un albur, es una
bendición, pues al tomar la decisión correcta creo que estoy madurando, pero ¿Qué
pasa cuando la decisión es la misma que hace años? Me doy cuenta que a pesar de
los años, a pesar de la edad, sigo siendo el mismo, con los mismo errores, las
mimas virtudes, que cada vez sirven menos y los errores son más marcados y
evidentes, darme cuenta que la vida es un bucle siniestro donde siempre
cometerás los mismos errores.
La edad me
está alcanzando, hace años sentía que tenía todo el tiempo del mundo, que era
chico para muchas cosas, pero ya no, había mas gente que me quería, tenía para
empezar más familia, se han ido yendo uno a uno, tenía amigos que he dejado de
frecuentar, me estoy quedando solo, y ahora tengo un perro que es mi amigo
canino, que debo decir es mejor que cualquiera, pues el me quiere, con todos
los errores que tengo, me acepta como soy y me ama y me considera parte de su manada,
todo lo que el pide es el amor que le doy, hacía mucho que no escribía, que no
sentía la necesidad de hacerme una carta a mi mismo, pero aquí estamos otra
vez, más viejos, más solos, más tristes y más juntos que nunca, porque el
pasado cada vez es más viejo, y ya no se aprecian los años.
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