Carta a mi hijo
Queridos lectores, les comparto una de las cartas que más me gustan, la escuché con Enrique Rambal, espero les guste.
No tengo oro
ni plata… Más lo que tengo te lo doy
Querido
hijo, lentamente se aproxima el tiempo en que debo emprender el camino que no
tiene regreso, no puedo llevarte conmigo, y te dejo en un mundo en que los buenos
consejos, no salen sobrando. Nadie es sabio por nacimiento, aquí el tiempo y la
experiencia enseña y limpian la consciencia. Yo he observado el mundo más
tiempo que tú.
Querido
hijo, no todo lo que brilla es oro. He visto caer algunas estrellas del cielo y
quebrarse muchos bastones de los cuales uno confiaba para poderse sostener, por
eso quiero darte algunos consejos y decirte lo que yo encontré y lo que el
tiempo me ha enseñado.
Nada es
grande si no es bueno, y nada es verídico si no perdura, no te dejes engañar
por la idea de que puedes aconsejarte solo y que conoces el camino por ti
mismo. Este mundo material es para el hombre demasiado poco y el mundo y el
mundo invisible no lo percibe, no lo conoce, ahórrate pues esfuerzos vanos, no
te aflijas y ten consciencia de ti mismo, considérate demasiado bueno para
obrar mal, o entregues tu corazón a cosas perecederas, la verdad querido hijo
no es gobernada por nosotros, sino nosotros debemos ajustarnos a ella.
Ve lo que
puedas ver y para ello usa tus propios ojos, y con respecto a lo invisible y
eterno atente a la palabra de Dios, mantente fiel a la religión de tus padres,
y huye de los merolicos teólogos, no desconfíes de nadie tanto como de ti mismo,
dentro de nosotros vive el juez que no engaña y cuya voz es más importante para
nosotros que el aplauso de todo el mundo y la sabiduría de griegos y egipcios,
hazte el propósito hijo de no actuar contra su voz, y si algo piensas o
intentas hacer, póntelo primero en la mente y pídele consejo a tu juez interno,
al principio, el hablará únicamente de forma muy suave, balbuceando como una
criatura inocente, sin embargo si honras su inocencia, soltará su lengua y te
hablará de forma más perceptible, aprende con gusto de los demás, y aprende con
gusto de los demás y escucha con gusto con atención donde se hable de
sabiduría, dicha humana, luz, liberta, virtud, pero no confíes inmediatamente
en todo, porque no todas la nubes llevan agua y existen diversos caminos para
seguir.
Hay quienes
creen que dominan una materia porque pueden hablar de ella, pero no es así
querido hijo, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, palabras, solo
son palabras y ten cuidado cuando fluyan demasiado ágil y ligera pues los
caballos cuyos carros están cargados de mercadería avanzan con pasos más
lentos, nada esperes del trajín y los trajinantes, y pásate de largo donde haya
escándalo callejero.
Si alguien
quiere enseñarte sabiduría, mírale la cara, si lo ven enorgullecido déjalo y no
hagas caso de sus enseñanzas por más famoso que sea por más famoso que sea, lo
uno no tiene no lo puede dar, y no es libre aquél que puede hacer lo que
quiere, sino el que puede hacer lo debe hacer, y no es sabio el que cree que sabe,
sino aquel se percató de su ignorancia y pudo sobreponerse a la vanidad.
Piensa con
frecuencia en cosas sagradas, y piensa que eso te traerá ventajas, y así serás
como la levadura que fermenta la masa del pan, no desprecies religión alguna,
pues están consagradas al espíritu y tú no sabes lo que pudiera estar oculto
bajo apariencias insignificantes.
Desdeñar
algo es fácil hijo, pero sería mejor comprenderlo, no instruyas a otros, hasta
que tú seas instruido, acógete a la verdad si puedes y deja que te odien a
causa de ella, sabe sin embargo que si tus cosas no son cosas de verdad, cuida
de no confundirlas pues de lo contrario vendrán de ti las consecuencias.
Simplemente
haz el bien y no te preguntes por lo que de ella resulte, quiere solo una cosa
y esa quiérela de corazón, cuida de tu cuerpo, pero no de tal manera como si
fuera tu alma, obedece a la autoridad y deja que otros la discutan, sé recto
con todo el mundo, pero no te confíes fácilmente, se correcto con cualquier
persona, pero confíate difícilmente, no te mezcles en asuntos ajenos y los
tuyos arréglalos con diligencia, no adules a persona alguna y no te dejes
adular.
Honra a cada
quien según su rango y deja que se avergüence si no lo merece, no quedes debiéndole
a persona alguna, pero se afable, como si todos fueran tus acreedores, no
quieras ser siempre generoso, pero procura ser siempre justo.
A nadie
debes sacar canas, sin embargo cuando obres con justicia, no te preocupes por
ellas, desconfía de la gesticulación y procura que tus modales sean sencillos y
correctos, si tienes algo, ayuda y da con gusto y no por ello te creas
superior, y si nada tienes, ten a mano un trago de agua fresca y no por ello te
creas menos.
No lastimes
a mujer alguna y piensa que tu madre también lo es, no digas todo lo que sabes,
pero siempre debes saber lo que dices, no te apoyes en algún grande, no te
sientes donde se sientan los burlones, pues ellos son los más miserables de
todas las criaturas, respeta y sigue a los hombres piadosos, más no a los
santurrones, el hombre que tiene en su corazón verdadero temor a Dios es como
el sol que brilla y calienta, aunque no hable, haz lo que merezca recompensa,
pero no pretendas obtenerla, si tienes necesidades quéjate ante ti mismo y ante
nadie más, ten siempre algo bueno en tu mente.
Cuando yo
muera ciérrame lo ojos y no me llores, ayuda y honra a tu madre mientras viva y
entiérrala junto a mi
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